Quiérete como eres
- Rossy Marmolejos
- May 3, 2019
- 6 min read
En días pasados se celebraba el Día Internacional del Síndrome de Down, y veía como el feed de mi Instagram estaba lleno de fotos de personitas especiales y eso me llena el corazón de amor, ver como todos abrazan la causa y como celebramos el día en nuestro país; organizaciones y fundaciones que su única labor es trabajar con personas con este padecimiento y no dejar que nada sea un impedimento para lograr sus sueños como cualquiera de nosotros. ¡BRAVO!
(Eeeee, no, no es el tema a tratar hoy); pero lo traigo a colación porque siempre me ha llamado la atención el slogan de una campaña sobre Síndrome de Down muy famosa en nuestro país que dice: “Quiéreme como soy”. Y esa frase se ha quedado resonando en mi cabeza hace días, pero más que “me quieran por como soy” sino cómo me quiero yo misma. Por eso hoy ésta entrada se llama: Quiérete como eres.

Quiero empezar diciendo que no se siente muy lindo decirle al mundo entero (o a mí mundo, dígase todo el que me conoce) que tienes una lucha tan fuerte con aspectos mentales, físicos y emocionales día a día.
Y mucho menos en la era de los “likes” en la que vivimos. Donde parece ser que todos postean lo bien que se encuentran, lo cómodos que son consigo mismo, self-care, body positivism, "#RockYourCurves"…
Y quizás te preguntas: ¿Por qué lo hago entonces? ¿Por qué compartir algo tan mío y privado? Y en este preciso momento de mi vida donde siento que estoy en el centro de una de las batallas más difíciles a las que he tenido que enfrentarme (hasta ahora)… Pero todo lo hago con el simple hecho sacar a la luz mi batalla y quizás con eso ayudarme y hacer las paces conmigo misma, y de algún modo ayudar a otros y que éstos sepan que no están solos y que también les pasa a muchísima’ ma’ gente (es que no todos tenemos el valor de admitirlo, mucho menos decirlo en voz alta y tener las agallas de reconocer que necesitamos ayuda).
Si no has leído “Patito Feo” y/o “The D Word” en mi blog, mi consejo (para que entiendas de dónde vengo con todo lo siguiente), es que te detengas aquí, los leas y regreses para que tengas un hilo conector entre lo que les escribo ahora y lo que he compartido anteriormente (no, no es tipo The Avengers que hemos tenido que ver 22 películas para entender el magno final; sólo son dos artículos cortos y de fácil lectura).
Hace días que vengo pensando qué escribir, qué compartir con ustedes, miles de temas e ideas pasan por mi mente, pero hice un STOP; si es un blog personal y/o de autoayuda pienso que, ¿Qué mejor tema para escribir que algo con lo que estoy lidiando actualmente?
Mi batalla con el sobrepeso (o más bien mi dismorfia corporal) y aceptación personal inicia en mi pre-adolescencia. Y desde entonces ha sido toda una montaña rusa. El camino que he recorrido ha sido largo y aunque he llegado lejos, sé que quizá todos me ven y pensarán “¡Ay! Pero, ¿Por qué razón te sientes así?” “Eres tú la que te ves así, estás una Barbie”... Agradezco sus halagos (de corazón) PERO cuando algo no está bien en ti, por más que otros lo resalten como algo positivo, hasta que no lo hagas tú mismo y lo interiorices, no lo aceptarás ni mucho menos llegarás a creértelo.
Llevo dos meses poniendo en orden un desorden hormonal que por X o Y me pasó… Me tocó a mí… Y en el proceso aumenté unas libritas. Aunque quizá seis libras no es mucho peso o una cantidad de libras significativas PERO en una mente como la mía donde 1lb equivale a 10lbs si es mucho.
He visto como le he permitido a mi mente jugar sucio conmigo misma, (¿Alguien puede relacionarse con lo digo?)

De tener un abdomen plano a pasar a tener uno de 6-7 meses de embarazo en tan sólo horas es un proceso que además de doloroso, es algo un tanto molesto. Llevaba ya unos 12-14 días con mi abdomen distendido y atento a calmantes para no desesperarme (Una de las razones principales por las que no tenía ni ánimos de escribir ni hacerme fotos ni nada).
En mí pasaban tantos sentimientos y emociones. Para algunos es simplemente “una barriga grande”, pero para mí significa no querer salir de casa por vergüenza, sentimientos de tristeza, incertidumbre y enojo, más lidiando con mi mente me dice “estás engordando” o“estás gorda”.
Y aunque debo lidiar con Colón Irritable, (que me distiende de la misma manera), llega un punto en que me siento drenada por completa y pienso mucho en mi condición de humana, en que no somos perfectos, que por más feliz que me encuentre algo puede suceder en cualquier momento y ZAS llevárselo todo (si lo sé, mi mente se va en una FULL).
Mis días de “barriga grande” me pongo en los zapatos de aquellos que tienen una enfermedad más grave y los miro con admiración. Aunque pueda sentir mucho enojo y al mismo tiempo resignación porque humanamente he hecho todo lo posible por mantener todo bajo control. Voy a mis citas con regularidad, evito alimentos que detonan crisis, trato de llevar un estilo de vida sin estrés (aunque es practicamente imposible), me alimento saludable, me ejercito con frecuencia, hago cosas que me hacen sentir feliz… Trato y me esfuerzo pero hay cosas que simplemente son más grande que yo.
Aún con este sentimiento que tengo, por algo que según los doctores es “mi normalidad” algo que “debo aceptar” y “aprender a VIVIR con ello” quiero desahogarme. Que difícil es no poder ponerte nada ajustado por temor que se vaya a distender tu estómago, o esa pequeña preocupación al salir a comer fuera de casa porque algo pueda caerte mal o cuando mejor quieres verte y sentirte bien contigo misma PUFF ahí viene el abdomen y se infla y no sólo eso todo el componente psicológico que me envuelve.
Sé que lo que me pasa no es algo peligroso ni mortal (ya hubiese pasado algo, mis crisis empezaron en mi adolescencia), pero es algo que drena. No saber por qué te pasa esto, no saber qué hacer porque ya has ido donde los “mejores especialistas” del país y todos quedan en la misma conclusión… Días como hoy en los que simplemente debo tomar mi consejo y #SERFELI.
Ser feliz, aún tenga un diagnóstico que no tiene cura; ser feliz porque aunque ahora sólo fueron 6lbs, todo cambia y evoluciona y debo aceptar los cambios en mi cuerpo (porque si, cada día TODOS estamos envejeciendo), debo de una vez por todas hacer las paces conmigo misma y aceptar la imagen que veo en el espejo. Debo amarme por completo con barriga grande o abdomen plano, con libras de más o de menos, con el pelo lindo y suelto así también con el pelo sudado y en cola, todas son diferentes versiones de mí misma, sigo siendo yo. Sigo siendo Rossy. Y si yo no me acepto y me amo ¿Cómo esperar que los otros lo hagan por mí?

Es momento de darse una palmadita en la espalda y decirnos “¡Lo estás haciendo bien campeón!” (aún sin haber llegado a la meta), es momento de aceptación, de ponernos en primer lugar, de no maltratarnos, de decirle NO a los pensamientos negativos que nos bombardean sobre aspectos físicos y/o cosas banales, es momento de aceptar que no tenemos que tener todo en orden para estar bien con nosotros mismos.
Y por último, en buen dominicano: Vamo’ a poner a la mente en su pueto’. ¿Qué significa esto? Leí un fragmento de un libro “La vida en 5 minutos” de Bevione que me llegó justo a tiempo.
La relación más tóxica que tenemos es con nosotros mismos, con nuestra mente. No sólo por lo que nos dice sino también por la fidelidad con que hacemos nuestras cada palabra que nos dice. O sea, si es muy probable que no tenga el mejor cuerpo PERO no soy una vaca lechera como mi mente me hace creer cuando me miro al espejo. Siempre nuestra mente nos dice qué hacer y qué no hacer. Qué está bien y qué está mal. O no les ha pasado que se toman una foto, en el momento les parece bonita, luego la cuestionamos, cedemos a nuestra mente y le buscamos la 5ta pata al gato y no terminas subiendo ninguna foto… ¿O sólo es algo que me pasa a mí? O Sólo es a mi que me ha pasado que ha dejado de ir a un sin numero de actividades porque "no tengo nada que ponerme" o "porque nada me queda bien"?
Es momento de quitarle el control, la mente no nos controla sino nosotros a ella. Ahora, ¿Cómo retomar el control? Vamos a escucharla hasta vaciarla, y al mismo tiempo no haciendo caso a los que nos dice. Así llegaremos a estar en contacto con nosotros mismos con nuestro ser consciente, aquel que se va a mirar al espejo y sólo verá el hermoso ser que eres. Sólo haciendo esto podremos tomar mejores decisiones, tener menos conflictos internos y ser feliz.
Yo ya empecé a escuchar a mi mente, la estoy dejando que se “desplaye” y que diga toooooodo lo que quiera de mí, al mismo tiempo la ignoro y me enfoco en mí. Para tener nuevas fuerzas, ser libre de ella, reconocer que soy una mujer hermosa (por dentro y por fuera) y que soy más fuerte de lo que realmente pienso, que puedo con todo ésto que me pasa y tal vez más... ¿Y tu, cuándo empiezas?

Comments